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Discursos sin alma


* Imagen vía: AS


Los cinco equipos españoles que compiten en la Champions League solo han ganado dos de los diez partidos que entre todos han disputado en las primeras dos jornadas de la fase de grupos. En total son 10 puntos sumados de 30 posibles. Quizás esté equivocado, pero yo siempre que empiezo preguntándome cosas que nos pasa en Europa, al final acabo preguntándome cosas que nos pasa en nuestro día a día de La Liga. Tengo el pensamiento de que la consecuencia europea es fruto de alguna causa liguera. Una situación que últimamente me está llamando la atención es el poco tiempo real que se juega al fútbol en cualquier partido de la Liga española. Por ejemplo, tomando los datos de la jornada 5, vemos como de los 105 minutos de reloj que completaron el Rayo Vallecano – Getafe solo se jugaron al fútbol en 43 minutos. Si nos fijamos en los equipos Champions, en esa misma jornada el Barcelona jugó 53 minutos de 100, el Real Madrid 54 de 101, el Sevilla 50 de 97, el Villarreal 52 de 101 y el Atlético de Madrid 55 de 96. Es decir, los equipos españoles están adquiriendo el peligroso hábito de solo jugar la mitad, o menos, de los partidos de su Liga. Por lo tanto, nuestros equipos dan un menor número de pases por partido y, siendo normal que el mayor porcentaje de esos pases son de seguridad o ‘fáciles’, tienen menos tiempo para en situaciones competitivas practicar los pases con una intención más directa. Sin esa práctica, cuando llegamos a la plaza europea, vemos como los demás comunicadores, quienes traen de casa esa práctica, nos superan por ser directos y concisos en sus mensajes, mientras que nosotros damos demasiados rodeos y no logramos transmitir nada efectivo.


¿Por qué se juega menos al fútbol en la Liga española? ¿Es un movimiento casual o intencionado? En los últimos años he detectado una corriente, iniciada por los entrenadores y secundada tanto por jugadores como aficionados, basada en pedir falta por cualquier cosa. Incluso a sabiendas de que en esa acción no hay nada punible, entrenadores, jugadores y aficionados se dejan la garganta con el objetivo de que los árbitros, cada vez más propensos a caer en estos juegos porque parece que priorizan la ausencia de 'líos' antes que la correcta decisión reglamentaria, amonesten al rival. Pero, yo me pregunto, ¿también buscan parar el juego y que se juegue lo menos posible al fútbol? Que el partido esté más detenido que en activo beneficia mucho más al equipo más limitado de recursos técnicos. Pudiendo llegar a ser comprensible que los equipos con menor presupuesto apuesten por esta fórmula en bastantes contextos, no entiendo porque los equipos Champions caen en este juego. ¿También se sienten técnicamente más débiles con respecto a anteriores temporadas? No debería de ser así, pues ahora tenemos más y mejores herramientas para comunicarnos en un campo de fútbol. Mejores campos, mejores balones, entrenadores mejor preparados…Lo tenemos todo para transmitir cosas bellas, es decir efectivas, a través del pase, pero la realidad es que en el fútbol español cada vez comunicamos menos y peor.


Pasolini decía que el fútbol, como la pintura o la moda, es otro tipo de lenguaje que busca transmitir cosas al receptor a través de un mensaje. El mensaje llega a través de la palabra, que en el fútbol es el pase, y el discurso de un equipo de fútbol florece desde un conjunto de pases. A excepción del Villarreal, el discurso de los equipos españoles en Champions League se basa en repetir palabras (pases) por repetir, pero sin ninguna intención honesta. El Barcelona ha dado un gran número de pases, pero en los dos partidos europeos no ha disparado a portería. Más de lo mismo del Atlético de Madrid ante el Milán durante más de una hora de juego y con un jugador más desde el minuto 30 de partido. Con ver los tipos de pases que dan estos equipos nos podemos dar cuenta de que sus ideas de juego aún no están en la dimensión deseada. “Toma, haz lo que puedas”. Eso es lo que transmiten los pases que realizan nuestros equipos en la Liga y después, con peores consecuencias en el resultado y en la imagen de nuestro fútbol, en la Champions. Como ocurre en la misma sociedad, actualmente en el fútbol español no nos esmeramos en comunicar mejor las cosas. Claro, antes con las cartas o los SMS debíamos y aprendíamos a transmitir muchas ideas en un solo espacio, pero ahora con el WhatsApp no hace falta esmerarse en la escritura. Yo cada vez decodifico menos un “Toma, haz lo que quieras y disfruta” en los pases de nuestros futbolistas. El fútbol español habla mucho, pero no conecta con el espectador del escenario europeo. Palabras que se conectan para formar un discurso, el cual no tiene alma porque su mensaje no es verdadero.

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