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El ‘marrón’ de poder ser un mejor entrenador


*Imagen vía: Reuters


Siéndoles honesto, como debe ser, yo estaba bastante seguro de que Leo Messi no iba a continuar en el FC Barcelona. Había suficientes y solidas razones para creer en ello. Un grande del deporte, como lo es Messi, no quiere saber nada sobre el concepto de la derrota, y en el Barca se estaba acostumbrando a quedar KO ante rivales igual o menos grandes. A día de hoy, en el Camp Nou no hay proyecto ganador ni tampoco el dinero necesario para que el astro argentino se sienta valorado. Lo único a lo que se podía aferrar Laporta era al amor que le procesa Messi al Barcelona y a la ciudad de Barcelona, pero el futbolista habrá pensado que dicho idilio se puede mantener inquebrantable desde cualquier punto del planeta Tierra. Así que, Leo Messi se va y todos perdemos. El club, La Liga, el fútbol español debido a ese afán de superación que generaba Messi en todos los equipos (incluido en el Real Madrid), nosotros como espectadores y, sobre todo, Ronald Koeman. El entrenador holandés ya no tiene entre sus manos al recurso más preciado en el mundo del fútbol. Lo que ayer funcionaba, hoy ya no sirve. Muchos diréis que es un auténtico ‘marrón’ el que tiene que afrontar Koeman, y sí, tenéis razón, pero es un ‘marrón’ transformado en la oportunidad de ser un mejor entrenador.


La vida, como el fútbol, se trata de aprender para evolucionar. El ser humano tiene la innata y constante necesidad de aprender cosas nuevas que le hagan crecer, y el mejor aprendizaje siempre ha llegado a partir de las buenas y, especialmente, de las malas decisiones tomadas ante la adversidad. Para innovar, el ser humano siempre ha tenido que salir de su zona de confort, ya sea proponiéndose retos exigentes o, sobre todo, asumiendo y ejerciendo las adversidades que la vida nos ponía en el camino. Las dificultades nos obligan a actuar y a innovar. Es decir, a buscarnos la vida por pura necesidad. Y la salida de Messi es para Koeman un gran estímulo para aprender y descubrir nuevos conocimientos explotables dentro de su metodología. Hasta hace 48 horas, la táctica de Koeman, así como la de sus antecesores, ‘simplemente’ consistía en hacerle llegar el balón a Messi en el punto exacto donde fuese determinante. Ahora, sin un finalizador como Messi y sin un claro perfil de jugador filtrador como Xavi e Iniesta, la táctica de Koeman consistirá en construir nuevos caminos para que el equipo, más que nunca en bloque al no tener un jugador diferencial en ataque, lleve el balón hasta la portería rival.


Aunque de primeras cueste visualizarlo y aceptarlo, la adversidad tiene su lado positivo. Cuesta afrontar que de un día para otro dejas de tener contigo al mejor jugador del mundo, pero el fútbol y la vida es eso; asumir las situaciones difíciles, sobreponerse a ellas y salir fortalecidos. La resiliencia, como el talento, no se nace con ella, sino que se forja a través de las experiencias vividas. No sólo Koeman se va a probar a sí mismo, sino también el Barcelona como un club especial al poseer un modelo único. La ausencia de un futbolista como Messi seguramente impedirá obtener unos resultados tan sobresalientes, pero Koeman, sus jugadores y el club están ante la oportunidad de demostrar que el modelo Barca puede funcionar sin Messi. Sin salirse de la esencia de juego que identifica al Barcelona, el entrenador holandés deberá adaptarse a los recursos existentes y encontrar la mejor partitura para ellos. Asumiendo que en el proceso se encontrará con más piedras, Koeman está ante la oportunidad de crecer y convertirse en un mejor entrenador a través del mejor alimento posible para ello: el aprendizaje de la adversidad.

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