Patio de colegio

*Imagen vía: Paris Saint-Germain

Estos días estaba yo dándole vueltas a cómo Mauricio Pochettino podría innovar con los nuevos y conocidos recursos disponibles. Hablo de innovar a partir de algo inventado, pues este Paris Saint Germain no va a crear el fútbol. Se trata de encontrar un nuevo y mejorado uso de una idea ya establecida en el fútbol, pero la cual será implementada en un contexto totalmente diferente. Donnarumma, Sergio Ramos, Achraf, Verrati, Wijnaldum, Di María, Icardi, Mbappé, Neymar, Messi…Me parece una bendición tener entre manos a este arsenal de futbolistas, pero también es un reto complejo donde, al ser tan exagerado en todos los sentidos, todo puede salir muy bien o muy mal. No existe ni existirá un termino medio que convenza a los millones de ojos que están puestos sobre este equipo. Aunque tenga a los mejores jugadores del mundo, Pochettino no puede experimentar con ellos porque está obligado a ganar un partido cada tres días, pero lo que sí puede hacer es construir un proceso dónde, además de ganar al rival de turno, el equipo juegue bien al fútbol, emocione al aficionado y aporte su gran grano de arena en la evolución de este deporte. ¿Qué cosa le puede inspirar al entrenador parisino para iniciar dicho proceso? Para mí, lo primitivo del fútbol. El inicio del fútbol. ¿Cómo se empezó a jugar al fútbol? Pues como juegan los niños en un patio de colegio.

Hoy en día, en los patios de colegio se sigue jugando al fútbol cómo se hacía en 1860. Es decir, todos corriendo detrás de la pelota con un sentido ofensivo y ciertamente caótico para marcar un gol. Con el pasar de los años, los ingleses y escoceses fueron implementado cierta dosis de organización colectiva con los sistemas de juego 2-1-7 y 2-2-6 respectivamente. Pero el módulo que se consolidó en los primeros 70 años de fútbol fue el 2-3-5. El mismo nació en las aulas de la Universidad de Cambridge, y se llevó al campo de manera exitosa con el equipo que tenía a los jugadores más técnicos de los años 80 y 90 del siglo XIX: el Blackburn Rovers. El 2-3-5 es conocido como la “pirámide”. Juanma Lillo también lo reconoce como “la formación en reloj de arena”. Cada día estoy más convencido de que el 2-3-5 debe ser un sistema ‘troncal’ en el nuevo ideario de Pochettino. ¿Es un suicidio jugar con cinco delanteros? Es un riesgo, pero en mi opinión existen los suficientes detalles coyunturales como para asumir dicho riesgo. Y esos detalles surgen de las dificultades que plantearán los rivales. Es decir, hay que ser valientes e innovar a través del mejor motor para ello: la inquietud.

Cuando les toque enfrentarse al PSG, la mayoría de los equipos de la Ligue 1, e incluso un porcentaje importante de los equipos de la Champions, se van a encerrar atrás con una línea defensiva de cinco o seis jugadores. Por lo tanto, los parisinos van a tener un dominio abrumador del balón en la mayoría de los encuentros. Esta me parece que es la principal causa para llegar a la consecuencia de implementar el sistema 2-3-5. Y la segunda y no menos importante es que Pochettino puede y debería alinear juntos a los mejores delanteros del mundo, pues al final es la mejor línea de este equipo. Es imposible que el técnico argentino no agarre un mayor gusto por los delanteros después de manejar esta plantilla. Si juegas con cinco atacantes, el poseedor del balón va a tener un mayor abanico de posibilidades de pase seguro (hacia afuera) y peligroso para el rival (hacia dentro). Es mentira que siempre se ataca mejor con menos delanteros. Se ataca mejor con más delanteros, pero solo si estos saben intercambiar posiciones para cansar a la defensa rival y generar el error. Y si el equipo está bien organizado, algo que no pasaba en 1880 pero que ahora los equipos nacen con ello, muy pocas veces se partirá en dos. En definitiva, y también gracias al grandísimo nivel técnico de los futbolistas del PSG, se trata de una oportunidad de oro para hacer evolucionar al fútbol a través de la actualización de una idea ya establecida. Pochettino, conserva tu esencia, pero se un entrenador valiente haciendo que por estos detalles coyunturales el equipo juegue como nosotros jugábamos en el patio del colegio. Lo pasarían y lo pasaríamos muy bien.